por Jorge R. Enríquez
Mientras
los chicos de La Cámpora se entretienen con la vigilancia de los "precios
cuidados", la inflación adquiere cada día más vigor.
Analistas
independientes estiman que en enero los precios subieron entre un 4 y un 6%, conforme a las distintas mediciones.
Estas cifras llevan la inflación anual bien por encima del 30% y con tendencia
a superar el 40%. Por ahora, Venezuela, con un 60%, nos sigue ganando, pero
estamos haciendo ingentes esfuerzos para acortar la brecha.
Por más
"cuidados" que se pongan, los precios suben no por una súbita
perversión de empresarios y comerciantes, sino por la fenomenal emisión
monetaria destinada a financiar el gasto público. Mientras el déficit fiscal no
sea atacado -y nada indica que lo vaya a ser seriamente-, estos controles no
harán más que aumentar la presión para el estallido, que siempre ocurre si
están dadas las condiciones, como sucedió en 1975 con el recordado
"Rodrigazo". Quizás no haya una estampida, sino un Rodrigazo en
cuotas, que ya estamos viviendo.
En enero,
la emisión monetaria alcanzó un nuevo récord. Es el combustible de la
inflación, por más subterfugios que quieran buscar.
El nuevo
índice de precios al consumidor divulgado ayer por el INDEC es un muy tardío
reconocimiento de las groseras falacias que el gobierno nacional viene
expresando desde 2007 en materia de estadísticas de inflación. No lo hace por
convencimiento, sino por necesidad, ya que la rectificación de esas
mendacidades es uno de los pasos que le exigen los organismos multilaterales de
crédito para que la Argentina comience a salir de su penoso aislamiento
internacional.
Llama la
atención que horas antes de que se diera a conocer esa información el Jefe de
Gabinete calificara de ´mamarracho´ las estimaciones de consultoras privadas,
siendo que el índice oficial se acercó ahora bastante a ellas. Pareciera que,
una vez más, Jorge Capitanich quedó pagando. Se nota que no le avisaron cuál
iba a ser el dato del INDEC.
Habrá que
ver si este cambio de rumbo se mantiene en el tiempo. En un gobierno demasiado
acostumbrado a las mentiras y a los relatos, es difícil ser optimistas en
cuanto a que en este aspecto vaya a primar la verdad.
Acortaron
la distancia entre el habitual dibujo y la cifra verdadera. No les quedó otra
opción, porque si decían la verdad, reconocían la mentira anterior y desnudaban
la verdadera pobreza y si seguían mintiendo, no se les abrirían los créditos
internacionales ni se les facilitarían las inversiones.
Lo cierto
es que si se anualiza el 3,7% - que es menor al de las estimaciones privadas -
la inflación para el año es del 54%. En cualquier caso, es urgente un plan
antiinflacionario serio, consistente e integral, fundado en la recuperación de
la confianza.
En ese
marco el gobierno acusa a una vasta conjura planetaria como la causante del
estropicio económico.
Pero,
¿cuándo se inició la misma?. ¿ Cuándo se volvieron perversos los empresarios y
comerciantes que hoy "saquean" al país?
Esas mismas personas, ¿fueron buenas hasta
2006 y las atacó luego algún misterioso virus?
El virus de la inflación, el saqueo, la
pérdida de reservas, la devaluación, ¿por qué no agrede a nuestros países
vecinos, que no tienen inflación, no son víctimas de saqueos, no pierden
reservas y si devalúan moderadamente es en función de necesidades del contexto
internacional?
Es cierto que hay ironía en estas preguntas,
pero no es menos cierto que las autoridades nacionales deberían hacérselas muy
seriamente, porque las respuestas a ellas indicarán si van a persistir en el
enorme error o van a rectificarlo.
En parte - y a regañadientes - han hecho
algunas rectificaciones: devaluaron, subieron sideralmente las tasas de
interés, pretenden moderar los aumentos salariales.
Pero todo lo hacen de manera parcial, fuera
del contexto de un programa integral, sin convicción. Y, sobre todo, sin
apuntar a la madre del borrego: la falta de confianza.
Mal podrá recuperarse la confianza si la
presidente de la Nación se dedica exclusivamente a señalar como enemigos de la
patria a empresarios y comerciantes. La Argentina ya vivió muchas veces esas
escenas. En los 50, Perón acusaba a los "especuladores y agiotistas"
y mandaba a la cárcel a almaceneros.
La diferencia es que Perón, mientras en el
plano discursivo hacía eso, también daba un giro muy importante en su política,
que le permitió bajar considerablemente la inflación e iniciar una apertura
tardía al capital externo, que fue truncada por el golpe de 1955 y retomó años
más tarde Arturo Frondizi.
¿Es esa la táctica de la señora de Kirchner?
¿Pondrá el guiño a la izquierda y girará a la derecha?
Es difícil que ese giro, si tiene voluntad de
realizarlo, sea exitoso. Su gobierno ha entrado en una fase de debilidad y
grandes contradicciones internas; el "relato" ha sido desarrollado
por demasiado tiempo y es un pesado lastre; por fin, ella ha hecho de la
tozudez una supuesta virtud.
Habrá, acaso, rectificaciones parciales, pero
el panorama general no invita al optimismo para el resto de su mandato.
Dr. Jorge R. Enríquez
twitter:
@enriquezjorge
La presente nota del Dr. Jorge R. Enríquez, es publicada en La Misère Porc, por gentileza de su autor.

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