17 / 02 / 2014
EL ESPIONAJE DE MILANI Y LA AMENAZA A LOS “GORDOS”
Repentinamente, el que salió a hablar de paritarias fue Pablo Moyano, subjefe del gremio de Camioneros, no su padre Hugo. "Seguramente el pedido que haremos será de un 35% por todo el desfasaje que produjo la inflación", dijo en relación al reclamo que hará ese gremio.
A su vez, Moyano hijo pronosticó que la
discusión por los salarios "va a ser muy
dura".
Por otro lado, apareció Antonio Caló,
titular de la CGT oficial, quien aseguró que moderará sus pretensiones, bajo la
excusa de querer conservar puestos de trabajo. ¿Dónde quedó su posición
combativa asegurando que a la gente no le alcanza para
comer?
Para potenciar esa proclama, se hizo
presente Ricardo Pignanelli, secretario general de Smata y hombre fuerte de la
central obrera aliada al kirchnerismo, quien se negó a dar una cifra y
fundamentó su posición: "Hablar de un número, como se está haciendo desde enero,
sólo sirve para darles el aval a los formadores de precios para que cambien la
tiquetera y le sigan pegando a la
remarcación".
Como puede verse, la discusión salarial
pasó de la bravuconada a la moderación. De pronto, los salvajes tigres de
bengala se transformaron en mansos gatitos. ¿Qué ocurrió en el
medio?
Sencillo: la Casa Rosada salió a presionar y
amenazar a los gremialistas. En reuniones secretas, los propios jerarcas
confesaron que los intimidaron con dar a conocer sus historias
turbias.
“Nos amenazan con carpetazos de Milani”
denunció Héctor Daer, en un encuentro con sindicalistas y empresarios. Estaban
allí, por lo menos, Armando Cavalieri, Rafel Mancusso y Carlos West Ocampo,
según reveló diario Clarín hace unos días.
Cavalieri ratificó lo sucedido —“La amenaza
es para que moderemos los reclamos”— y Antonio Caló hizo lo propio en reuniones
con empresarios metalúrgicos.
Luego de la presión sufrida, los
sindicalistas bajaron el perfil, y luego de la reunión que tuvo con Cristina la
semana pasada, Omar Viviani envió un mensaje: “Los dirigentes sindicales somos
sabios”.
Los gremialistas se enteraron de la movida
oficial a través de voceros de la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE), no
casualmente enfrentados con los “espías” que ilegalmente maneja César
Milani.
Para no dejar dudas al respecto, Héctor
Méndez blanqueó los comentarios en la Unión Industrial Argentina el pasado
martes 11 de febrero. También lo ventiló, en la Copal, Daniel Funes de Rioja.
Según asegura el periodista Marcelo Bonelli,
Méndez lo dijo en medio de un generalizado reclamo por los escraches que
promueve el gobierno contra los empresarios por los desvíos en los precios.
“En la UIA varios dirigentes afirman que se
sienten seguidos por espías del oficialismo. El foco estuvo puesto en los “Ceo”
de las ‘multis’ de supermercados, hasta ahora socios políticos del gobierno con
pactos secretos para encubrir la inflación y asfixiar a la prensa no adicta al
cristinismo”, asegura Bonelli.
Como sea, el gobierno vuelve a apelar a una
vieja técnica: la de los “carpetazos” contra sus enemigos. Es una vieja
costumbre del kirchnerismo, que logró su mayor rechazo en septiembre del año
2006, cuando el oficialista diario Página/12 publicó la copia del "dossier" de
Juan José Álvarez, donde pudo observarse su paso por la Secretaría de
Inteligencia en los oscuros años de la dictadura militar
.
Diversos opositores sufrieron en carne
propia la virulencia de las carpetas de espionaje del kirchnerismo: Elisa
Carrió, Mauricio Macri y hasta el propio Julio
Cobos.
Quizás por ello, recordando esos penosos
hechos, los sindicalistas han decidido hoy bajar un cambio en sus proclamas
salariales.
Equipo de Política de
TDP


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