09/02/2014|
11:57
por ELISA CARRIÓ
El peronismo no puede ignorar que gobernó con el kirchnerismo. El
peronismo no puede pretender que la sociedad desconozca que fue Eduardo
Duhalde quien encumbró a Néstor Kirchner, que Daniel Scioli fue
vicepresidente de Kirchner, que todos los gobernadores y alcaldes
peronistas fueron aliados de los Kirchner hasta que llegan los días de
vacas flacas: eso es lo que está denunciando Elisa Carrió.
Néstor Kirchner y Daniel Scioli: ¿El peronismo quiere ignorar que el kirchnerismo es/fue una variante del PJ.
En 2002, en un día de octubre, cuando los secuestros express, la
violencia y el hambre sacudían a la Argentina de las clases medias y las
clases pobres, grandes empresas privatizadas que habían transferido
todas sus utilidades en dólares al exterior y pesificado sus deudas en
el país (eran los titulares del 60% del crédito de los bancos, fruto de
los ahorros en dólares de los argentinos en la Argentina), compraban a
precio de remate grandes extensiones de campo, porque ya sabían que el
gran negocio que venía era la soja con dólar competitivo.
Fue lo de Duhalde y su ministro Remes Lenicov: la más colosal
transferencia de ingreso de los sectores medios de salarios fijos, de
las clases pobres y de las pymes a los sectores financieros. Este
trabajo sucio realizado sin la mínima equidad y justicia, más la amenaza
por medio del secuestro express y la división entre las clases medias y
las clases pobres con los asesinatos de Kosteki y Santillán, cambiaron
la agenda de la barbarie del ajuste a la agenda única de la seguridad.
Esto le permitió a Duhalde junto con Lavagna, negociar la impunidad
a los jueces de la corte a cambio de la pesificación de los ahorros y
bajo el miedo y el chantaje a la sociedad argentina; le permitió al ex
presidente golpista, elegir candidatos a presidente de la Argentina.
Primero a Reutemann que por miedo u otras razones declinó, después a de
la Sota y, por último y por descarte, a Néstor Kirchner.
El autor de semejante dislate que nos llevó a la Argentina de los
Kirchner, continuación del menemismo en su versión de izquierda, fue
considerado un estadista por los sectores favorecidos que se quedaron
con gran parte de la Argentina. Su socio principal con dinero
proveniente del Banco de Santa Cruz en varias campañas electorales fue
Néstor Kirchner.
Kirchner, sin programa y solo con ambiciones de poder, dinero y
manipulación, tomó tres cuestiones centrales de nuestra agenda (ARI):
1. Ordenó a los mismos que habían rechazado los juicios a la Corte,
votar a favor; a lo que yo llamé “el día del legislador arrepentido”.
En realidad se trata solo de las distintas máscaras de una sola y única
organización, que es el PJ.
2. Se apoderó como triunfo, de las leyes de nulidad, obediencia
debida y punto final, cuyos autores son la diputada Patricia Walsh y
diputados de la Coalición Cívica. De repente, los máximos amigos y
representantes de Domingo Cavallo en el período menemista, a saber
Cristina y Néstor, pasaron de la derecha a la izquierda figurándose
montoneros y víctimas de la dictadura. Se corrieron a la izquierda, eso
sí, en alianza con Moyano y Duhalde, ¡no vaya a ser que el PJ cambie en
serio!
3. Su objetivo principal fue acumular dinero y adueñarse del
petróleo, de la pesca y de la obra pública. Por eso hoy no tenemos ni
energía, ni pesca, ni obra pública en serio, salvo Lázaro Báez que
andaba muy bien…Y entronizaron la ludopatía con Cristóbal López para
sacarles los sueldos a los pobres.
A los intelectuales con sextuplicarles sus ingresos ya bastaba.
Como decía Kirchner “todo hombre o mujer tiene un precio” y es así como
llegaron a la degradación de los principales organismos de derechos
humanos.
Cristina lo definió bien en París: “no somos de izquierda, somos
PJ”. Lo único que le faltó agregar: “somos la expresión más clara de un
populismo degradante, nepotista y cleptómano”.
Pero volvamos al origen de esos días de octubre de 2002. Yo escribí
el Contrato Moral, documento fundante para una República de iguales,
donde describía que el principal carácter de la Argentina era la
violencia y que a nosotros nos gustaba fugar y creer en ficciones. Esto
explica porque el relato kirchnerista causó impacto en una sociedad
humillada y resentida por la decadencia en que la habían sumido las
dictaduras y el PJ, y en vez de cambiar la historia, se compró el
relato.
Tal como dice el viejo profeta Isaías: “Cuándo los pueblos no
quieren la verdad, ni la luz de Dios, él les manda gobernantes que les
mientan, para que los muros construidos con la ficción se derrumben de
un día para otro, y la fosa se abra debajo de ellos”.
En ese mismo año escribí que la salida estaba en cambiar la matriz
moral, la matriz institucional yendo a la República, y la matriz
económica que llevara al desarrollo económico y social.
Por supuesto que en esos días el establishment, la clase política y
comunicacional me trataron de “loca” y “mística” solo por llevar una
cruz; menos mal que hoy no le dicen lo mismo a Bergoglio, o no pueden.
Todos los políticos y comunicadores ahora son “papistas” ¡Qué paradoja! Y
hasta los corruptos y los que lo humillaron se sacan foto con el Papa.
Hoy se repite la historia del 2002. ¡Cómo mentirle al pueblo y
decirle que el PJ no es kirchnerismo!, ¡que Massa es opositor! cuando
fue dos veces diputado testimonial por el kirchnerismo y jefe de
gabinete de Cristina. ¡Cómo decirle al pueblo que Alberto Fernández, ex
jefe de gabinete de Néstor, no tiene nada que ver con el gobierno
kirchnerista! En este sentido, es valioso el esfuerzo que hacen sus
amigos editorialistas de los domingos, en los principales medios.
También les cuesta mucho mostrarlo a Macri transparente, pese al acuerdo
con Cristóbal López promotor de la ludopatía de los pobres en la
Argentina.
Y lo que más risa causa, es querer decir que Scioli no fue cómplice
y autor de todo el cinismo y la corrupción del menemismo y del
kirchnerismo. Él, que jugó siempre contra los intereses de la provincia
de Buenos Aires. El esfuerzo de muchos periodistas para mostrar al
Scioli bueno y sensato es para el Libro Guinness. Y tengan cuidado
porque hay muchas empresas publicitarias, además del gobierno, que pagan
a periodistas para promover candidatos y varios políticos, no solo del
PJ y ¡da asco!
La Argentina va a tener que empezar de nuevo desde los escombros que nos dejan el latrocinio y la mentira.
1. Tiene que empezar democráticamente y con Cristina cumpliendo su mandato. Justicia histórica.
2. Debe empezar a amar a la República y no abandonarla nunca más.
3. Debe desprenderse del mito mafioso que envenena la cabeza: que solo los ladrones y los narcotraficantes nos pueden gobernar.
4. Debe luchar por medio de la no violencia, por una Argentina
inmensamente libre y justa, que nos lleve a ser un país de clase media
próspera y educada, llevar a los pobres a ser de clase media y no
mantenerlos en la esclavitud de los planes sociales.
5. Debe haber una alianza de unidad nacional por la libertad, por
la República y la justicia; y por el fin de la impunidad. Como decía un
gran maestro de ladrones: “hay que dejar de robar”.

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