lunes, 20 de enero de 2014

Escobar Gaviria, Milani y “el cuello Mao” del nuevo Ejército





Enero 20 de 2014



 Por Humberto Bonanata 





La serie colombiana sobre el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, quien- tras ser muerto por las fuerzas legales de su país- la Argentina menemista de los noventa supo asilar a su esposa y a su hijo con amplitud sarmientina del siglo XIX para con los inmigrantes europeos que sólo deseaban trabajar dignamente y criar una familia, marca un hito de la agenda política estival de un trimestre con final incierto.

Llama la atención que sea Canal 9, con escasísima incidencia en la audiencia de la televisión por aire, quien haya decidido marcar la audiencia nocturna del verano. También es raro que pegada a ella, el noticiero “Telenueve” siempre comience con noticias sobre narcos atrapados y enjuiciados en nuestro país...

¿O será una acción psicológica de inteligencia?...

Para no ser menos, Samuel Gelblung dedicó en su ciclo diario de C5N una amplia difusión a la ciudad de Rosario en la lucha contra el narcotráfico, como parte de la “teoría de las nuevas amenazas” que parte como preocupación zonal del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

Faltaba nada para “milanizar” el tema cuando el autoproclamado precandidato a presidente del neokirchnerismo, Daniel Scioli, abriera el debate sobre un tema tan delicado que sólo merece ser analizado en su conjunto por todas las fuerzas políticas representadas en el Congreso de la Nación, con responsabilidad y sin demagogia alguna.

Por cierto que la legislación actual prohíbe expresamente que las Fuerzas Armadas participen en acciones internas. Aunque no es menos cierto que la guerrilla de los setenta –supuestamente ideológica- desde la década de los noventa se ha transformado en política de los Estados con mayor presencia de América Latina, con México y Brasil a la cabeza.

Sería hipócrita una respuesta de la oposición al régimen que quitara importancia a la tragedia que ya carcome importantes centros urbanos de nuestro país.

De las fronteras de cartón de nuestro norte hasta el gran Rosario y gran Buenos Aires hasta Recoleta y Puerto Madero, el narcotráfico nos acecha desde las generaciones de adolescentes “ricos y con tristeza” hasta aquellos “pobres de espíritu” que hacen de la rapiña del tráfico su modo de vida y sustento familiar.

Claro que Scioli al dar el puntapié inicial sobre el tema potenció tácitamente su campaña presidencial por conocer “in situ” que el mayor flagelo que padecen los bonaerenses desvalidos frente al enemigo silencioso que los agobia.

Sólo faltaría para enarbolar “el teorema de Fellini” que Aníbal Fernández saliera a desmentir al gobernador bonaerense afirmando que “la droga es una sensación”…

La carta está echada y queda en manos de la oposición representativa del 70% de los argentinos del 27 de octubre pasado saber recoger el guante y hacer de ello un tema de gravedad institucional que a todos nos convoque y nos una.

Aquí no hablamos de la cumbre sindical de Mar del Plata de mañana en la que Moyano y Barrionuevo no encontrarán ni a Scioli -ya posicionado- ni a Massa –componedor vacío de contenido- ni a De la Sota que si sale de Córdoba la rebelión policial le volvería a incendiar su provincia con el 3 y 4 de diciembre pasados.

Los pesos pesados del sindicalismo post-kirchnerista jugarán unas fichas en el “Casino de Luisito”, anunciarán la inquebrantable necesidad de recomponer el salario real de los trabajadores vulnerado por el gobierno que supieron apoyar, dispararán la primera “bala de plata” del abrupto final del kirchnerato y exigirán paritarias anticipadas y trimestrales.

Aunque esto no está confirmado, llevarían esta semana unas flores conmemorativas a la tumba del “tordo” Lorenzo Miguel en recuerdo expreso a su lucha de 1975 cuando supo echar a López Rega y a Celestino Rodrigo, este último que cometió el pecado de transparentar blanco sobre negro el “estado de bienestar” que había soñado Perón al triunfar con el 62% de los votos las elecciones presidenciales el 23 de septiembre de 1973, dos días antes de la “Operación Traviata” detallada como nadie por Ceferino Reato en su “best seller”.

Rodrigo sólo devaluó el peso en un 150%, aumentó las tarifas públicas en un correlato similar y los salarios en un 30%. Todos sabemos cómo termina el peronismo cuando fracasa….

Ni la habitación 410 del Sanatorio Otamendi –despacho ad-hoc presidencial-; ni las volanteadas del campo en Gualeguaychú; ni las protestas de las mujeres de los policías a quienes en diciembre les prometieron haberes mínimos de $ 9.500.- en lugar de sus $ 5.000 actuales-; ni las reservas líquidas de libre disponibilidad que sólo ascienden a U$S 18.000 ; ni el dólar a 12 pesos de papel pintado que representa un aumento del 18% en doce días hábiles; ni la nafta subsidiada en U$S 560 millones anuales en 2014 aunque el litro siga el rumbo del único dólar existente –el que la gente comercia- lograrán sustentar la mentira decadente de la década ultrajada.

Hagan juego señores diría Barrionuevo…la droga está entre nosotros.

Humberto Bonanata
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