La Misère Porc
¿Dónde esconderte en tu propio país?
La
perspectiva de una movilización que pintaba importante te llevó a girar
tu cabeza hacia los cuatro puntos cardinales del país para ver algún
sitio propicio para esconderte. Antes era más fácil.
Cuando
las papas quemaban, con “él” te escapabas a tu protegido Sur. No por el
supuesto “amor” de su gente por ti, sino por los km que lo separan del
núcleo más poblado de argentinos. Siempre necesitaste cuidarte de los
argentinos. Por la sencilla razón que nunca los sentiste como
connacionales.
Tú
no sientes pertenencia por ningún lugar. Por ello manejas al país como
a un territorio enemigo. Y el territorio te es recíproco. No sembraste
amor ni liderazgo en NINGÚN lugar de país pues todos los sectores
supieron de tus garras insaciables de poder y riqueza. Sólo sembraste
temor entre aquellos que temen perder sus empleos o perder las míseras
migajas que le arrojas a los menesterosos.
Sólo el
lumpen del país te responde y te responderá. Necesitan tus “Planes
descansar”, aquellos que no tienen dignidad ni se esfuerzan por
adquirirla. Los parásitos son tus mayores aplaudidores y defensores.
Pero no por ello te aman. Sólo te necesitan, no te engañes. Sólo te
quedan muy pocos reductos para esconderte de las “cacerolas” que para
colmo son los reductos de mayor pobreza del país.
Elegiste
San Juan para escapar. Pero te olvidaste que habías puesto antes tus
garras en su subsuelo y la gente también allí te esperó con cacerolas.
Te urgió levantar vuelo hacia Olivos, para vomitar tus órdenes a la
caterva que te rodea y necesitabas llevar tus larvas contigo. Allí
también te llegaron los últimos ecos de las cacerolas.
Transfigurada
emprendiste una deshonrosa retirada hacia el sur para poner distancia
entre ese ruido metálico tan odiado por ti, pero esta vez sabías que
debías ir inusualmente custodiada. Pero no te descuides, siempre que
estés rodeada de gente estarás en peligro. Recuerda que NADIE TE AMA.
Zulema Arques

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