sábado, 28 de febrero de 2015

La denuncia pasa pero la muerte queda


01 / 03 / 15

Trama política

El fallo de Rafecas que desestimó la denuncia por encubrimiento terrorista fue un alivio para Cristina. Oscurece la escena por la muerte de Nisman. Crece la idea de un crimen.


Por Eduardo Van Der Kooy

Cristina Fernández ya no sufre la imputación de encubrimiento terrorista por el pacto con Irán y el atentado en la AMIA. Pero la bala que mató a Alberto Nisman causó una onda política expansiva que la continúa atormentando. Sobre todo por el misterio que envuelve la tragedia, a seis semanas de producida. No existe una sola pista firme. La propia fiscal Viviana Fein ha dicho que carece de certezas sobre si se trató de un suicidio o de un crimen.
Ningún golpe de magia encaminaría una investigación que ha extraviado el rumbo. Pero existe un dictamen en ciernes cuya autoridad –social y técnica-- será quizás muy difícil de rebatir. Que condicionará la escena. Se trata del trabajo de la ex esposa del fiscal, Sandra Arroyo Salgado, y de sus peritos. La jueza está convencida que Nisman no se habría suicidado. Las conclusiones preliminares le estarían dando la razón. También contaría con un número de anomalías comprobadas de los primeros policías que ingresaron al departamento de Puerto Madero.
Aquel informe no constituiría buena novedad para el Gobierno. Hablaría de un peligroso descontrol en el submundo del poder. Cuyo origen resultaría incierto. Podría ser, en efecto, la guerra desatada en el mundo de los espías. Pero podrían ser también otras cuestiones. Las muertes sin explicación, es cierto, son moneda corriente en la Argentina. Pero cayó un fiscal que investigó el principal atentado terrorista en el país y tuvo la osadía de denunciar a la Presidenta y al canciller. La magnitud del hecho es lo que nunca quiso aceptar el kirchnerismo. Que explica además uno de los peores momentos de Cristina en el escenario internacional.
Las irregularidades en torno a la muerte misteriosa han sido demasiadas. Eso impulsaría a Arroyo Salgado a recusar a Fein. Recién después de cinco semanas, la fiscal llamó a declarar a Sergio Berni. Tal demora no podría explicarse sin contar la presión que ejerce sobre ella la procuradora, Alejandra Gils Carbó. El secretario de Seguridad estuvo en el departamento de Nisman tres horas antes que Fein. Juró que los cuidados de la escena habrían resultado extremos. Pero su testimonio no terminó de conformar. Fue impreciso sobre el momento y las circunstancias en que habría sido descubierto el cadáver. La certificación del deceso habría correspondido a la madre de la víctima, Sara Garfunkel. No, como hubiera sido lógico, a las autoridades médicas y judiciales.
Fein quedó con la impresión que durante un lapso después de la muerte habría reinado desorden en el departamento. Lo habían relatado de modo similar, aunque con matices, varios de los testigos públicos ocasionales. Diego Lagomarsino, el hombre que le prestó el arma mortal a Nisman, dejó boyando otros enigmas. En su segunda aparición pública se preguntó como es posible que sus huellas dactilares no aparecieran en la Bersa 22. Había estado manipulando ese revólver delante de Nisman. Incluso lo desarmó parcialmente y lo volvió a armar. Tampoco se entendería la ausencia de otros rastros de ADN en el departamento donde habrían circulado, desde que se tuvo constancia del drama, entre 40 y 50 personas. La oscuridad del caso daría pábulo para todo: ¿Qué pasó, por ejemplo, con la mujer hallada incinerada dos días más tarde frente al edificio Le Parc? ¿Fue una macabra casualidad? ¿Nadie reclamó por ella?. ¿Por qué motivo la Policía dejó de brindar información?
También salieron a la luz graves amenazas de muerte recibidas por Nisman luego que Cristina firmó el Memorándum de Entendimiento con Irán. Una fiscal acaba de solicitar la investigación para saber por qué motivo el fiscal fue filmado con tantos pormenores cuando arribó a Ezeiza, un par de días antes de la presentación de su denuncia. Arroyo Salgado creería que antes del homicidio hubo contra su ex marido una persecución de espías internos y externos. De la cual ni ella se habría salvado. Todavía no se dilucidó el origen de la foto del fiscal en la revista Noticias, que llegó a su poder con un punto negro sobre la frente. Presagio del drama que sobrevendría. 
El kirchnerismo sigue zigzagueando con sus teorías. La Presidenta habló primero de suicidio y luego lo convirtió en crimen. Los obedientes K -todos- siguieron idéntica dirección. Pero el fallo de Daniel Rafecas, que demolió la denuncia de Nisman, habría abierto las puertas para un posible regreso al puerto inicial. El juez opinó que el fiscal muerto y el actuante, Gerardo Pollicita, no pudieron aportar un solo elemento de prueba, siquiera indiciario, que comprometiera a Cristina en un delito de posible encubrimiento.
Rafecas, en un tramo de su trabajo, incluyó una cronología interesante e inductiva. Relató los sucesos entre el 15 y el 19 de enero y apuntó a demostrar cómo algunas pruebas que el fiscal consideraba clave se habrían desmoronado. Mencionó, para ello, la intervención de Héctor Timerman cuando leyó una carta del ex titular de Interpol (2000-2014), Ronald Noble, en la cual desmintió cualquier gestión argentina para levantar las alertas rojas a los iraníes inculpados. Añadió, a propósito, dos notas divulgadas en el diario Página 12. Señaló que ni la Unidad AMIA ni la Fiscalía habían aportado nuevos elementos. Concluyó que, en esas condiciones, Nisman debía presentarse ante el Congreso el lunes 19 pero que el día anterior apareció muerto en su departamento.
El kirchnerismo sostuvo durante mucho tiempo que Nisman se había suicidado, precisamente, por esas razones. Por verse atrapado en un laberinto. Tendido al parecer por el espía Jaime Stiuso, que le habría inducido -o plantado- pistas falsas. La guerra contra Stiuso nunca se detuvo. La semana pasada el Gobierno lo apuntó con dos denuncias por lavado de dinero, contrabando y evasión impositiva. El texto de Rafecas colaboraría con la reconstrucción de aquel ensayo sobre suicidio.
Cristina recibió ese fallo cuando había resuelto multiplicar sus embestidas contra el Poder Judicial. El Partido Judicial, según lo bautizó después de la Marcha del Silencio. La desestimación de la denuncia de Nisman fue recibida como un bálsamo. La Presidenta subió a su blog en Internet el dictamen completo, también en inglés. Quizás para intentar asear su manchada imagen internacional. Le harían falta muchas más cosas que esas.
El kirchnerismo ha reconsiderado a Rafecas. Puso las cosas en orden, dijeron varios de los principales portavoces. El juez había sido condenado por su primera actuación contra Amado Boudou en el escándalo Ciccone. Donde incurrió en mala praxis. Fue colocado a tiro de juicio político en el Consejo de la Magistratura. Por entonces parecía un desestabilizador. El clásico doble estándar de los K. La Justicia valdría sólo cuando los favorece. Pero por aquella causa de la compra de la imprenta que fabricó millones de billetes moneda nacional, el vicepresidente carga ya con un procesamiento confirmado por la Cámara Federal.
Rafecas desarrolló puntualmente sus razones para desestimar la denuncia de Nisman. Podrá haber con ellas coincidencia o no. Pero lo que llamó la atención fue la médula de su construcción argumental emparentada con la línea que derramaba del poder. Con un encomio por resaltar la conducta de Cristina y de Timerman en el conflicto de marras, propia de un dirigente político antes que de un magistrado.
La irrupción de Rafecas sorprendió en el propio Poder Judicial. Allí se especulaba con que antes del fallo, tal vez, el juez daría curso, al menos, a un par de pruebas del medio centenar que había pedido el fiscal Pollicita. A partir de entonces los interrogantes se han tornado interminables. ¿Podría servir aquel veredicto para establecer una tregua del Gobierno con la Justicia? ¿Habría intercedido, para que fuera resuelto con celeridad, alguna alta autoridad de la Corte Suprema? Circuló a propósito un rumor intenso sobre un contacto de Ricardo Lorenzetti con Carlos Zannini. Incluso se habló de un diálogo con el nuevo secretario de la Presidencia, el camporista Eduardo De Pedro. Todo fue desmentido de cuajo.
A lo mejor la intensidad de la refriega declina su nivel. Pero la Presidenta no resigna su propósito de cubrir la retirada. El Gobierno hurga, por caso, de que manera liberar el camino para designar en la Justicia a los 16 fiscales que promueve Gils Carbó, frenados por medidas cautelares. Cristina podría promover el adelanto para abril o mayo de la entrada en vigencia del nuevo Código Procesal Penal. Habrá que esperar su voz de hoy en el Congreso. Esa maniobra podría permitirle incorporar aquel lote de fiscales. Existe una pista: la procuradora general cursó invitaciones a los fiscales para un curso de capacitación sobre el Código que arranca el miércoles que viene. 
Tampoco Cristina desea sorpresas en otros campos. La unidad AMIA, donde trabajaba Nisman, fue integrada por fiscales que ofrecerían garantías. Nadie sabe que pasará con los colaboradores del fiscal muerto. Juan Patricio Murray, que comandará el equipo, militó en el Movimiento Evita. Sabrina Namer, por artilugios de De Pedro, escaló varios puestos en un concurso para llegar donde llegó. Esa fiscal declaró que se revisarán las razones por cuales fue desechada la pista siria.
Todos esfuerzos desesperados para reorientar la transición signada definitivamente por una muerte. 


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VELOZ, INESPERADO Y ¿LEGAL?

La caja de Pandora       
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si el caballo piensa, se acabó la equitación


28/2/2015




Por Malú Kikuchi      


El juez Daniel Rafecas desestimó, por falta de pruebas,  la imputación del fiscal federal  Gerardo Pollicita, basada en la denuncia del asesinado fiscal federal Alberto Nisman.

Pollicita imputa a la presidente y al ministro de RREE de encubrimiento y pide se  investiguen las casi 1.000 horas de escuchas y solicita 60 medidas de pruebas. ¿En qué tiempo pudo el juez escuchar e investigar?

Rafecas es el Correcaminos del poder judicial. Un poder judicial que es famoso por su lentitud. ¿Tenía que sacar un dictamen favorable antes del 1M? ¡Qué pena tener que hacer esta clase de preguntas! Él dice estar seguro de la inocencia de los imputados.

Primero: una denuncia, que es lo que puede hacer un fiscal, no es una acusación, por lo tanto no necesita aportar pruebas. El juez lo sabe. Y el fiscal Pollicita puede y debe apelar la decisión de Rafecas ante la cámara que corresponda.

Y Rafecas, que se había excusado (antes los hicieron Ariel Lijo y Sebastián Ramos, los 3 por incompetentes), la cámara federal le impuso la causa, podrá sacársela de encima, porque quema.

Segundo: la causa quema para Rafecas, ya que tiene algunos problemas con el Consejo de la Magistratura. El más serio se basa en una denuncia del senador UCR Cimadevilla, sobre la malversación de subsidios millonarios del INCAA, a favor de los socios del hermano cineasta, Diego Rafecas. Causa desestimada.

Ahí no se excusó. Curioso. Abandonó la causa Ciccone / Boudou demasiado rápido, como si las causas que tienen que ver con el gobierno, le pesaran. Puede ser una casualidad, pero es raro.

Tercero: la causa AMIA estaba abierta cuando se firmó el memorándum. Aclaramos que el poder ejecutivo tiene el manejo de las RREE, es su prerrogativa. Pero estando abierta la causa, ¿no es una intromisión del PE en el poder judicial? Prohibido por el artículo 109 de la CN. Dirán que querían ayudar a que la causa se moviera. ¿Se puede ayudar sacando  el tema de la justicia argentina, para llevarlo a otro país, ninguneando al nuestro? Difícil de creer.

Cuarto: si la denuncia de Nisman no tenía ningún valor, ¿por qué lo mataron un día antes de su presentación ante la comisión de Legislación Penal del congreso? ¿Para qué darse el trabajo de intentar hacerlo parecer un suicidio? ¿Por qué embarrar la cancha? ¿Para nada?

Después de leer los mails amenazando a Nisman, es imposible aceptarlo. “Rusito descerebrado, ¿no entendés? Renunciá”. El peor, “Vamos a matarte a vos y a toda tu familia”. Y quieren hacer creer que se suicidó. No cierra por ningún lado. Las denuncias han de tener mucho peso. Habría que saber dónde están y quien las tiene.

Quinto: Rafecas desestima la denuncia de Pollicita / Nisman, por considerar que no hubo encubrimiento de los acusados iraníes, ya que Irán no firmó el tratado, con lo cual no hay posibilidad de encubrir nada. Pero que el delito no se haya cometido, no implica que no existiera la intención de cometerlo.

No siendo una abogada exitosa, pregunto lo que no sé: que no se cometa un delito habiendo hecho lo necesario para cometerlo y que por equis razones no se haya concretado, ¿no entra en la categoría de grado de tentativa “iter criminis?” No sé, pero parecería lógico y por regla general el derecho es lógico.

Para León Arslanian, con fama de gran jurista, “El dictamen de Rafecas es inobjetable”. Para Rafecas, “No hay evidencias de encubrimiento. El gobierno siempre defendió las ordenes de captura (alertas rojas de Interpol)”.

Usted decide. Le dejo la última pregunta, si todo estaba a derecho, si se defendían los legítimos intereses de los 85 muertos de la AMIA, si se respetaban las leyes y el poder judicial argentinos, ¿porqué tuvieron que matar a Nisman?


P.D.: La frutilla del postre. El dictamen de Rafecas finaliza diciendo: “habilitación de la feria judicial” Que terminó el 31/1. Pollicita mandó la denuncia el 4/2, Rafecas fechó su dictamen el 26/2. Algo no cierra.

Corrupción impune







28/02/15 - 19:10hs

La Cámara de Casación declaró nula la causa de las valijas de Antonini Wilson por el contrabando de 800 mil dólares, destinados a financiar la campaña del kirchnerismo en 2007. La injusticia gana camino degradando a las instituciones argentinas

Una de las frases que la sociedad ha hecho suya, es que “la Justicia es para los pobres, a los poderosos no se los toca”. Eso parece haberse hecho realidad con la decisión de la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal, que declaró prescripta la causa que investigaba las valijas entradas de contrabando por Guillermo Antonini Wilson con 800.000 dólares destinados a la campaña presidencial del Frente para la Victoria.

La causa, en la que también se encontraba acusado el exfuncionario Claudio Uberti, una de las personas más cercanas a Néstor Kirchner desde sus tiempos en Santa Cruz, es una más que buen noticia para el kirchnerismo en tiempos de finales de ciclo y con una Justicia que lo viene acorralando en diferentes causas por hechos de corrupción.

De esta manera, los magistrados Ángela Ledesma, Alejandro Slokar, y Pedro David, resolvieron rechazar por unanimidad el recurso extraordinario interpuesto por la fiscal de casación Gabriela Baigún, para que el Tribunal revoque la prescripción de la causa.

El tribunal expresó que "...la decisión ha sido revisada y confirmada por la Cámara de Apelaciones y el impugnante no ha argumentado adecuadamente la existencia de una cuestión federal, que habilite la intervención de esta Cámara como tribunal intermedio en los términos de la doctrina establecida por el Alto Tribunal en el caso "Di Nunzio...".

A pesar de que la propia presidenta Cristina Fernández se ha pasado días enteros hablando del “partido judicial” que estaría llevando adelante un supuesto “golpe” contra su gobierno, la realidad indica que las últimas medidas adoptadas por la Justicia, como el rechazo del juez Rafecas a la denuncia de Nisman sobre presunto encubrimiento oficial al atentado a la AMIA, o esta prescripción en una casusa por corrupción que tocaba de lleno al oficialismo, demuestran que la Justicia sigue muy cercana al poder político K.


Una justicia independiente, que pueda controlar y juzgar a los delincuentes de guante blanco, sería uno de los primeros pasos necesarios para vencer al flagelo de la corrupción que azota al país. Si no hay control y la justicia está ausente, la impunidad gana camino, y si algo se sabe de sobra, es que la impunidad es sinónimo de la degradación institucional.

Pollicita ya estudia el fallo, y puede apelarlo hasta el jueves





28 / 02 / 15

La denuncia por encubrimiento.



El fiscal habría decidido discutir la resolución de Rafecas ante la Cámara Federal. Ya comenzó a analizar sus fundamentos.



El fiscal federal Gerardo Pollicita recibió ayer la resolución del juez Daniel Rafecas que desestimó la denuncia contra la presidenta, el canciller y otros funcionarios y militantes kirchneristas por el supuesto encubrimiento del atentado a la AMIA, y comenzó a analizarla para decidir si apela a la Cámara Federal. Fuentes judiciales afirmaron que ya trabaja para hacerlo.

El jueves, antes de publicar su resolución, Rafecas habría citado a Pollicita para comunicarle personalmente su contenido. En ese escrito, el juez desestimó la denuncia realizada originalmente por el fallecido fiscal Alberto Nisman contra la Presidenta, el canciller Héctor Timerman y otros acusados de encubrimiento de los iraníes imputados del atentado a la AMIA, que finalmente terminó impuslando Pollicita.
Con su rechazo in limine, Rafecas desligó a todos los imputados en la denuncia (Cristina, Timerman, el diputado Andrés “Cuervo” Larroque, Luis D’Elía, el dirigente  islámicoYussuf Khalil y el supuesto espía Allan Bogado), y canceló la posibilidad de conocer qué fundamentos podría haber tenido Nisman para formular su denuncia, ya que también quedaron en nada la media centena de medidas de prueba que Pollicita había solicitado para avanzar en la investigación.
El lunes –primer día hábil después de la notificación formal– comienza el plazo que tiene el fiscal para resolver si apela o no el fallo de Rafecas. Ese lapso está establecido en tres días y las dos primeras horas del día siguiente. Es decir, hasta el jueves a las 9.30 de la mañana.
Si se confirmara la versión de que Pollicita ya decidió impulsar la apelación, ese pedido caería en manos de alguna de las dos salas de la Cámara Federal: fuentes judiciales confirmaron ayer que Rafecas no obstaculizaría el trámite.
La sala que resulte sorteada debería pedir entonces la opinión del fiscal de Cámara, Germán Moldes, quien fue uno de los impulsores de la marcha del 18 de febrero. Aunque no se conoció su opinión respecto a lo que haría, Moldes dijo públicamente y en varias oportunidades que la denuncia de Nisman tenía fundamentos e indicios suficientes como para ser considerada por la justicia. El mismo sería el encargado de elevar una nueva apelación –ya sea ante la Cámara de Casación o la Corte Suprema– si los camaristas que recogieran una supusta apelación de Pollicita pensaran lo mismo que Rafecas

Las singulares razones de Rafecas






Al rechazar la denuncia de Alberto Nisman, el juez Daniel Rafecas alejó a Cristina Kirchner de dos hogueras. No sólo negó que la Presidenta haya encubierto el atentado contra la AMIA. De un modo menos directo, y tal vez involuntario, también la desvinculó de la hipótesis según la cual el Gobierno estuvo detrás de la muerte del fiscal. Sencillo: al dictaminar que la denuncia de Nisman era insostenible, refutó uno de los posibles motivos de su deceso. Porque si las imputaciones eran disparatadas, ¿para qué quitarle la vida?
Las razones de Rafecas para prestar esos servicios pueden ser complejas. Es posible que la más determinante haya sido que, para él, el planteo de Nisman tenía severas inconsistencias. Especialistas prestigiosos con los que este juez suele identificarse -Zaffaroni, Maier, Arslanian, Moreno Ocampo- sostuvieron esa tesis. Subrayaron que Interpol desmintió que Héctor Timerman haya pedido alguna vez el levantamiento de las alertas rojas contra los acusados iraníes. Al revés, informó que en varias oportunidades Timerman aclaró que, contra lo que sostenía el régimen de Ahmadinejad, eso no era materia del acuerdo. También advirtieron que el agente Allan Bogado había sido denunciado por la Secretaría de Inteligencia como falso espía. Y, en la línea de lo que afirmó Antonio Stiuso ante Viviana Fein, descartaron que las conversaciones entre D'Elía, Esteche y Khalil involucraran a funcionarios del Gobierno.
Quiere decir que, para Rafecas, las imputaciones de Nisman carecían de valor penal. Apenas tendrían, llegado el caso, algún mérito historiográfico. Es curioso que para sostener ese argumento también él haya plagado su escrito de consideraciones políticas y confesiones personales. En este aspecto, Rafecas imita y supera a Nisman. El juez sostiene, por ejemplo, que la señora de Kirchner no podría ser cómplice de los iraníes porque es "una figura política que a lo largo de veinte años de trayectoria ha sido consecuente en la búsqueda de proveer verdad y justicia". La excusa es casi tan insólita como afirmar que Timerman está libre de culpa por ser judío. Una condición que para el rabino Sergio Bergman, por ejemplo, en vez de impedir, agravaría el comportamiento atribuido al canciller por Nisman.
Si se hicieran pasar esas manifestaciones de obsecuencia por la lupa con que el filólogo Aníbal Fernández analizó la denuncia de Nisman, se podría concluir que también a Rafecas le escribieron el dictamen. Es lo que sugiere la orden de habilitar una feria cuya finalización había ocurrido 26 días atrás. Es decir, cuando el magistrado estaba de vacaciones. Con otra curiosidad: como demostró en esta causa María Servini de Cubría, no es frecuente que se interrumpa la feria para dictar una absolución. Trivialidades. Para Rafecas son trivialidades. Ayer aclaró que trabajó en soledad y sin presiones.
Hay otros rasgos inesperados en el fallo. En una serie de reflexiones encabezadas con la frase "en lo personal?", el juez necesita recordar su lucha contra el antisemitismo, que iguala a la de Nisman. Después aprovecha el expediente para enviar sus condolencias a la familia del colega muerto.
Los esfuerzos que hace allí Rafecas por salvar la imagen de Nisman contribuyen a una confusión. Nisman fue el denunciante, no el fiscal del caso. El encargado de la acusación es Gerardo Pollicita. Es a él a quien el juez debe refutar. En otras palabras: aun cuando su presentación fuera un exabrupto político, no había por qué pedir a Nisman una fundamentación exhaustiva del crimen que estaba describiendo. Tampoco Pollicita la ofreció: apenas pidió que se estudie la acusación a la luz de nuevas pruebas.
Es curioso que, entre los muchos caminos que tenía, Rafecas se haya negado a abrir la investigación. Podría haberse excusado de intervenir en el caso. Tenía un motivo razonable: en 2011, en la Hebraica, afirmó que "Irán financia organizaciones antisemitas" y que "D'Elía no es ajeno". A propósito: ¿no es raro que D'Elía no haya aprovechado este antecedente para recusarlo?
Rafecas también podría haber delegado la pesquisa en el fiscal, como hizo cuando tuvo que juzgar a Amado Boudou en el caso Ciccone. Pero prefirió cortar de cuajo toda sospecha. Ahora corresponde a la Cámara Federal evaluar si esa opción fue la correcta. Si los camaristas no lo hacen, se notará más la brecha que existe en Tribunales. Para ponerlo en términos de Cristina Kirchner: en el golpe judicial comienzan a aparecer "rebeldes" y "leales".
Sin embargo, en un fuero como el federal penal de la Capital, en el que buena parte de las decisiones se explican por factores ajenos a los expedientes, conviene recordar el contexto en el que Rafecas decidió sobre la Presidenta. El dato más obvio es que tuvo que resolver la situación de una imputada que está en condiciones de sacarlo de la Justicia desde el Consejo de la Magistratura. Un detalle que, según él, no lo incomodó. Aun cuando allí esté acusado por cerrar una causa en la que se denunciaban subsidios arbitrarios a productores cinematográficos que beneficiaron a su hermano. Entre otros cargos.
También hay que consignar que Rafecas protagoniza un feroz enfrentamiento con los abogados Darío Richarte y Diego Pirota, de estrecha relación con Stiuso, el espía en quien abrevaba Nisman. Esa enemistad nació en los albores del kirchnerismo, cuando Rafecas vapuleó a Fernando de la Rúa y, sobre todo, al ex jefe de la Secretaría de Inteligencia (SI) Fernando de Santibañes en el juicio por las coimas del Senado. Esa embestida era avalada por Alberto Fernández, uno de los promotores del ingreso de Rafecas en la Justicia. Richarte y Pirota, que eran colaboradores de Santibañes en la SI, terminaron siendo sus abogados.
Durante el proceso ocurrió un hecho extravagante. En una audiencia con el juez, uno de los senadores acusados le explicó: "Doctor, sobre nosotros se dicen infamias. Igual que sobre usted, que está acusado de cobrar 600.000 dólares por dar prisión domiciliaria a dos narcotraficantes serbios". Cayó el telón.
Un larguísimo pasaje de la absolución a De la Rúa y Santibañes condenó la conducta de Rafecas en aquel procedimiento. A raíz de esas críticas se abrió una causa contra él en el juzgado de Luis Rodríguez. Es el magistrado al que recurrieron Stiuso y Sandra Arroyo Salgado, la ex esposa de Nisman, para denunciar amenazas.
Otra consecuencia de aquel caso es que algunos radicales se la tienen jurada a Rafecas. Bastaría que coincidieran con el kirchnerismo en el Consejo para que el juez quede desplazado.
Para cerrar el círculo hay que mencionar que Richarte y Pirota fueron los abogados de Boudou delante de Rafecas. El encono con ellos volvería coherentes dos actuaciones en apariencia contradictorias: la persecución a Boudou y el perdón a la Presidenta.
El entorno de la decisión que favoreció a la Presidenta vuelve a advertir sobre un fenómeno inquietante que se verifica en la Justicia en su relación con la política: la culpabilidad y la inocencia no siempre dependen de las pruebas. La mayoría de las veces son el resultado de una azarosa guerra de facciones. Pero Rafecas dice que ése no es su caso

LA DEMOCRACIA NO SE IMPUTA; LOS FUNCIONARIOS, SÍ



Por Jorge R. Enríquez





La reacción del gobierno nacional frente a la marcha del 18F fue la esperada, pero todavía peor.

No se trató solamente de los habituales voceros oficiosos que, al estilo de Luis D´Elía, dicen lo que las máximas autoridades piensan pero creen imprudente declarar. Esta vez, fue la propia presidente la que arremetió sin medidas tintas contra quienes asistieron a la marcha.

En un extenso texto publicado en su cuenta de la red social Facebook, la señora de Kirchner sostuvo que la multitudinaria manifestación había sido "el bautismo de fuego del Partido Judicial". Retomó también el argumento ya usado por algunos de sus acólitos, según el cual sería insólito que los fiscales pidieran justicia, cuando su función es procurar lograrla.

Por supuesto, tales comentarios son falaces. Los fiscales no convocaron a la marcha con el propósito de reclamar justicia, sino con el de honrar a un colega muerto en el cumplimiento de su deber. Otros ciudadanos sí formularon ese reclamo, legítimamente. 

En cuanto al supuesto Partido Judicial, es una patraña de la más baja estofa. Es precisamente el kirchnerismo el que politizó a la justicia. No solo con esa absurda idea de que todo es político, sino en términos más concretos organizando una suerte de partido K dentro de la justicia argentina, llamada "Justicia Legítima".

Nada tiene que ver una marcha de ciudadanos de las más diversas extracciones, convocada en torno a un suceso trágico que enluta al país, con un Partido Judicial. Justamente ese reclamo generalizado de justicia exige, entre otras cosas, que el gobierno desactive esa subordinación sectaria de los magistrados.

Otro disparate es la consigna con la que el gobierno está convocando a sus partidarios a una manifestación el 1° de marzo: "La democracia no se imputa".  La frase es tremendamente reveladora: indica que Cristina Kirchner se cree la encarnación misma de la democracia. 

Claro que la democracia no se imputa penalmente. Lo que se imputan son personas, como ella lo es. 

El concepto es preconstitucional y remite al viejo aforismo de la monarquía británica: "The king can do no wrong" (el rey no puede equivocarse). En el Estado de Derecho, en cambio, el Estado y los funcionarios que lo integran se subordinan como cualquier persona al derecho.

¿Qué pretenden? ¿Estar al margen de la ley?

Sin duda, pero pocas veces lo habían dicho con tan brutal claridad.

La presente nota del Dr. Jorge R. Enríquez, es publicada en La Misère Porc, por gentileza de su autor.

El fallo de Rafecas es el primer paso para desincriminar a Irán


febrero 28, 2015


Por Guillermo Cherashny

Hace unos días, la fiscal Sabrina Namer, una de las nuevas integrantes de la Unidad Fiscal Amia, dijo que se iba a investigar la pista siria que fuera descartada desde el inicio de la investigación. Aunque en realidad ya fue investigado en los ‘90 un personaje de origen sirio-libanés llamado Kanore Edul, que tenia cierto parentesco con Munir Menem y Alito Feli, el entonces médico presidencial. Se trata de la pista incoada fundamentalmente por periodistas progresistas y antimenemistas que tenía por fin involucrar al presidente Menem en el sangriento atentado a la AMIA. Pero este enfoque fue descartado y se siguió la misma pista que impuso el entonces juez Juan José Galeano, que inculpaba al Hezbolah libanés y a la República Islámica de Irán a través de una decisión de Estado tomada por su presidente Ali Bahramie Rafsanjani y varios de sus ministros y jefes de la guardia revolucionara iraní.

Esta imputación continuó durante los años siguientes y el fiscal Alberto Nisman en el 2006 pidió la captura internacional de los imputados, que firmó el juez Rodolfo Canicoba Corral, quien pidió las circulares rojas de Interpol para que pudieran ser detenidos en cualquier país fuera de Irán.

Volviendo al presente, el fiscal Alberto Nisman decidió imputar a la presidente y a Héctor Timerman y, luego de su muerte, el fiscal Gerardo Pollicita la ratificó y, como sabemos, finalmente el juez Rafecas la desestimó. Este fallo es clave para que la fiscal Namer hurgue nuevamente en la pista siria porque, si lo hacía antes del fallo de Rafecas, podía ser incluida en la denuncia de Pollicita como otra encubridora más. En cambio ahora podría explorar esa hipótesis pero con el cuidado de que las apelaciones de Pollicita y Germán Moldes logren que la Cámara Federal disponga la reapertura del caso, por lo cual Namer y el coordinador Juan Patricio Murray deben andar con cuidado hasta que el fallo de Rafecas quede firme.

 La intención del cristinismo, expresada por los flamantes integrantes de la UFI Amia, es acusar al régimen sirio por entonces gobernado por el dictador Hafez el Asad, ya fallecido, que fue sucedido por su hijo Bashar el Asad. Siria sufre una guerra civil que ya lleva cerca de 200.000 muertos y su gobierno pende de un hilo sólo sostenido por Estados Unidos, Rusia, Israel e Irán, que temen que el Estado Islámico se quede con ese país clave del Medio Oriente.

Tirarle los 86 muertos de la AMIA a ese gobierno endeble y dividido es un gran salvavidas para el cristinismo porque Hafez el Asad está muerto. Y tirarle muertos a un muerto es totalmente gratuito. De esta manera se podría reflotar el Memorándum con Irán y liberar a los imputados sin el temor de una acusación por encubrimiento. Pero queda tiempo y si el gobierno sigue estos pasos obtendría un repudio internacional que no se sabe si el cristinismo está dispuesto a pagar. Pero que lo intentará no queda duda alguna.

Por su parte, Rafecas en el Consejo de la Magistratura cuenta con denuncias por su actuación en el caso Ciccone y en la investigación por el pago de sobornos durante el gobierno de Fernando De la Rúa. El gobierno tiene siete votos en el Consejo y, aunque para destituirlo necesitaría nueve, contaría con el apoyo del radicalismo, que lo tiene en la mira desde hace años.

viernes, 27 de febrero de 2015

Violencia política y desorden institucional





Viernes 27 de febrero de 2015

Por Luis Alejandro Rizzi


 El ‘kirchnerismo’ intenta confundirse o identificarse con el ‘orden institucional’ y todo lo que le es ajeno o divergente es sinónimo de ‘destituyente’ que paso a paso avanza hacia lo ‘subversivo’ y en consecuencia colocaría a toda la ‘oposición’ en el campo delictual

La divergencia no solo pasaría a ser ‘violencia’ sino también una suerte de acción criminal, en otras palabras se criminalizaría la política no por oponerse al ‘kirchnerismo’ sino por oponerse al ‘orden institucional’.

La inocencia política se identificaría con el ‘orden k’ por eso los opositores nos convertimos en ‘ellos’ que somos los que osamos marchar en silencio o a los gritos, para el caso da lo mismo porque ambas son expresiones elocuentes de desacuerdo y de protesta; que somos los que no sabemos hasta dónde podríamos llegar o los que podríamos ser responsables de cualquier cosa y de todo solo por ‘osar’ desafiarlos políticamente.

En esta perspectiva el ‘orden k’ muestra sus perversidades con sus propios militantes y de ello pueden dar fe desde Luis D’ Elia hasta Antonio Horacio ‘Jaime’ Stiusso, pasando por tantos otros que hasta ayer eran soportes o ‘alter egos’ del ‘orden k’ y hoy son convertidos en delincuentes irrecuperables o en ilustres olvidados como el caso de los que fueron fieles y leales aliados como podemos nombrar a guisa de ejemplo a Sergio Acevedo o Eduardo Arnold ingenuos creyentes de un proyecto que siempre respondió a una hipocresía fríamente calculada por el matrimonio ‘k’.

Es cierto, uno es el precio de la obsecuencia pero no por ello deja de ser humanamente una crueldad y el otro se convierte paradójicamente en un reconocimiento de virtudes impropias de los “k” que los hace personas respetables.

El “orden k” se ha comenzado descascarar y ese proceso va mostrando sus características morbosas expresadas por un ya viejo “joven” como es el intendente de Berazategui Juan Patricio Mussi que no pudo ocultar su desprecio por el genuino orden institucional al decir que “Siempre nos ametrallan con balas. Antes eran de plomo, después de tinta y ahora con denuncias de jueces vitalicios que nadie conoce”.

Respecto a la cuestión de las “balas” solo cabría preguntar de donde nació la violencia armada pero el respeto a todas las víctimas exige un mínimo de prudencia de la que obviamente carece este individuo. La metralla proveniente de las balas de tinta expresan un rechazo no solo a la crítica sino al disenso y la referencia a los jueces vitalicios demuestra un desconocimiento total del orden republicano y una falta de respeto y una voluntad de agravio desmesurado e inadmisible en un funcionario público a los integrantes de uno de los poderes de la nación. Es bueno recordarle que el primer artículo de la constitución dice: “La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal, según la establece la presente Constitución”

Lo más grave de lo dicho por Juan Patricio Mussi es que ubica al “orden k” no ya fuera del control judicial sino como un poder superior de origen sobrenatural….que sería el soporte del “kristinado”

Esta situación generada por esta identificación entre el “orden k” y el “orden institucional” nos coloca en una sociedad en la que nadie se siente seguro, incluidos los propios “k”, muchos de los cuales ya están pensando en su futuro con un gobierno de otro signo. Así son los obsecuentes a precio que antiguamente llamábamos “mercenarios”.

Todos creemos que todo puede suceder sin tener en cuenta los límites institucionales republicanos que son burlados por las mayorías parlamentarias “k”, por ello desde un golpe institucional hasta la intervención del Poder judicial, todo puede suceder o nada…el próximo 1º de marzo, pero la decisión del Juez Rafecas desestimando la denuncia “Nisman-Pollicita” pienso que diluye esa expectativa de aguardar lo inesperado.

“Ella” apunta a su propio futuro que se iniciará el próximo 10 de diciembre y necesita una fuerza parlamentaria importante para poder negociar con el próximo gobierno.
Su objetivo sería lograr la mayor cantidad de diputados y senadores y por ello estimo que la gran puja electoral se dará en la provincia de Buenos Aires. Supongo que lo que estría buscando “ella” es un candidato a gobernador que le pueda traccionar la mayor cantidad de votos y parecería que el hombre adecuado sería “el señor de los trenes”, don Florencio Randazo, aunque el viaje a Santa Rosa demore casi 18/20 horas y el viaje a Tucumán no se mida por reloj sino por calendario…pero salvo ese detalle, por presencia parecería ser el mejor candidato.

El mismo dilema enfrenta la llamada “oposición” que fundamentalmente en ese distrito deberá encontrar una fórmula de unidad y la única vía para tal fin serán las próximas “PASO” que podría ser la verdadera elección de la Provincia de Buenos Aires. Si bien en la provincia de Buenos Aires, se gana con mayoría simple, el objetivo opositor tiene que ser lograr un piso del 50% de votos.

Por otra parte Randazo ya sabe que no podrá acceder al podio de los “presidenciables”, no mide lo suficiente. Así visto la Provincia de Buenos Aires dista de ser un premio consuelo ya que será una de las protagonistas esenciales del próximo periodo 2015-2019 por los problemas que arrastra desde hace varios años y una buena gestión colocaría a su gobernador en una posición expectante sea para 2019 o 2023, en definitiva son solo 4 u 8 años más.

La violencia política reinstaurada por el “orden k” en la medida que se acerquen las próximas elecciones se irá agudizando y el desorden institucional se continuará agravando, estos son los próximos diez meses que deberemos transitar siendo “ellos” con la esperanza de poder ser un verdadero “NOSOTROS”.